martes, 4 de marzo de 2014

Jabón marmolado de fresa... o cómo arreglar un desaguisado



Os presento este jabón que me ha dado más disgustos que alegrías. Menos mal que la historia tiene final feliz :P

Resulta que era uno de esos días en que una se levanta de mal humor: no había dormido bien, mi hija decidió levantarse a las 5 de la mañana, estaba lloviendo a cántaros y el día era oscuro y gris. Vamos, ¡perfecto! Para animarme decidí hacer un jaboncito; uno de fresa y nata, me dije. Así seguro que paso del peor de los humores a estar contenta y animada. Pues como no podía ser de otra manera, me salió fatal de los fatales. Fue todo un cúmulo de despropósitos, un error detrás de otro, y la mala suerte me seguía de cerca.

Quise hacer un jabón sencillo. Cuatro ingredientes: aceite de coco, aceite de palma, aceite de arroz y cera de abejas. Quería añadir el aceite de arroz como sobreengrasado al final y dividirlo en dos partes, una rosa con aroma de fresa, y una blanca con aroma de nata. Fácil, ¿no?

Ingredientes:

Grasas:

- 95g aceite de coco
- 73g aceite de palma
- 9g cera de abeja

Lejía:

- 43,7g de sosa
- 112,4g de agua

En traza:

Sobreengrasado: 168g aceite de salvado de arroz
- Colorante mineral rosa
- 10g de aroma de fresa y 10g de nata

Preparación:

Si todo hubiera salido bien, la preparación era sencilla: calentar las grasas a 40º, preparar la lejía y esperar a alcanzar los 40º, mezclar, batir con batidora hasta alcanzar la traza, añadir el sobreengrasado, separar en dos partes y añadir los aromas y el colorante y enmoldar haciendo firulillos, capas o lo que se me hubiera ocurrido.

¡Pero nooooooooo! Calenté las grasas ¡ups! a 100º. Preparé la lejía y esperé a los 70º. Las grasas seguían a 90º, mi hija pequeña llevaba 40 minutos dormida y se iba a despertar en una media hora, más me valía darme prisa. Bueno, lo mezclo ya y punto. ¡Zas! La traza súper espesa. Bueeeeeno, ahora añado el aceite de arroz a temperatura ambiente y algo lo licuará. ¡Pero no! ¡Solidifica de golpe! ¡Aaaaaaah! Bueno, de perdidos al río. Sigo. Pero ¿qué oigo? ¡mi hija se ha despertado! ¿pero no le quedaba media hora? Pues va a ser que no... ¡Me doy prisa! Añado el colorante, añado el aroma... ya no puedo casi ni batir. Lo enmoldo como puedo... ¡¡¡Qué desastre!!! Bueno, a ver cómo queda.

Al día siguiente, corto y ¿qué veo? Pues gotas de aceite por todas partes. Con lo sólido que estaba, el aceite de la traza no se mezcló bien. ¡Oh nooooo! Pues hala, a refundir.

Rallo el jabón. Le añado el 10% del peso de agua (50g) y el 10% del peso de glicerina (50g) y al fuego. Lo fundo, lo mezclo bien y lo enmoldo de nuevo. Bueeeeeeno, hoy no va tan mal la cosa. A ver cómo queda. Y ¡oh, sorpresa! ¡Pero si ha quedado bien y todo!

Pues menos mal que en esto de los jabones pocas cosas no tienen solución :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario