La formulación de este jabón es de las más básicas. Con aceite de oliva sobre todo, algo de aceite de coco para dar más espuma y un poquito de cera de abeja para endurecer la pastilla. La diferencia con otros jabones es que en lugar de agua he utilizado infusión de romero súper concentrada que aparte de aportar un aroma inconfundible, le da unas propiedades cicatrizantes y astringentes, ideales para la piel mixta y desinflamatorias y descongestivas para limpiar los poros en profundidad.
Está elaborado en frío (si no sabes hacer jabón, visita este enlace) y tiene un sobreengrasado del 7% y una concentración del 28%.
Es importante a la hora de hacer este jabón tener bastante paciencia. Como sobre todo tene aceite de oliva, si se utiliza una traza líquida para poder hacer diseños (este ha sido mi caso), tarda bastante en endurecer. Desde que lo volqué en el molde hasta que lo pude cortar, pasaron 5 días. Pero la paciencia obtendrá sus resultados. El jabón de aceite de oliva es una pasada en la piel.
Para decorarlo he utilizado micas negra y amarilla mezclada con un pelín de negro para oscurecerla. Siempre mezclando las micas con un poco de aceite antes de añadir a la traza. Y para darle olor he utilizado aceite esencial de romero y de menta piperita. ¡Aquí os dejo la receta al detalle! Ya sabéis, si queréis cambiar las cantidades, pasadlas por la calculadora de saponificación.
Ingredientes para un jabón de 800g:
Aceites:
- 79g de aceite de coco
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